Todo inicia con una carencia entendida como Falta de Libertad.
El sistema ha creado una estructura con Fallas notorias a la espera de que un Ser Humano decida hacer los cambios correspondientes para corregir esa falla. Por eso acepta la experiencia de Avram, para quien había sido creada esta Creación (según el Zohar) y transforma su Nombre en Abraham (Gen. 17: 5) como aspecto masculino y a Saray en Saráh (Gen.17:15) como aspecto femenino en los niveles inferiores. Cada falla o faltante afecta directamente a Toda la Creación misma. Por eso, quien reconoce la falla y se atreve a corregirla es considerado un Mesías. Es esperado que cada uno de nosotros encuentre las fallas aparentes en su Propio Sistema y se decida a corregirlas. Se parte de una experiencia individual, con afectación individual o colectiva, donde un Líder asume la tarea e inicia el camino de corrección. Por ese liderazgo logra incentivar a otros a seguir el proceso, no a él, sino a la manera como él logró el cambio. Es por esto que es considerado Mesías. Esa falla es Limitativa y genera una sensación de Falta de Libertad para lograr los propósitos planteados al venir a esta experiencia en este Espacio-Tiempo-Movimiento. Nunca será una Esclavitud, aunque se siente como Falta de Libertad. Siempre conservamos el argumento del Libre Albedrío como recurso de transformación. Por eso no es esclavitud, pues un esclavo carece de libertad para actuar. Partiendo de esa Falta de Libertad, se inicia un proceso transformador desde la Limitación del mundo físico, que asciende a los Niveles Superiores, recorriendo la escalera de las potencialidades del ego para superarse en las determinaciones de un Ruaj empoderado.
Eso genera un Deseo.
Al sentirse en la ausencia de algo, cualquiera sea el campo en que lo sienta, se genera entonces el Deseo de transformar ese aspecto que no es compatible con su Propósito Primario y que no está generando satisfacción. Desde ese punto, es indispensable ampliar la visión para descubrir el camino que debe seguir. Por eso es tan importante escuchar nuestra Voz Interior, que no es otra cosa que la voz de nuestra Neshamá intentando decirnos algo preciso y contundente. Nuestra Neshamá habla poco, concreto y preciso, acorde con las necesidades de nuestra Alma para lograr el Propósito primario. Ese Deseo que se genera, es el eco de la Voluntad del Alma que notó la carencia y observa cuál es el faltante. Por eso, el Alma se expresa al Niño Interior como un deseo, pues éste es el lenguaje que él entiende y puede obedecer. El Deseo entonces es un argumento de los niveles intermedios de creación (Yetzirá) que incentiva al Ego para que asuma una posición, actitud o acción en favor de un logro específico, ya sea en el lado de la Luz o de la Sombra.
El Deseo levanta la mirada.
El Ego se sabe limitado y subordinado a los comandos del Niño Interior. Por eso, aunque se considera con autonomía para tomar decisiones, siempre levanta la mirada hacia el niño para recibir instrucciones. Si el niño no las ha recibido claras desde el Rúaj, la comunicación se rompe y el Ego asume el control de la decisión. El recuerdo del Propósito Primario está siempre latente en nuestra experiencia de vida. Ese recuerdo se mantiene claro solo en el Inconsciente, que es la interfase de comunicación de la Neshamá. Al Rúaj solo le llega un eco de ese recuerdo a través del Subconsciente que actúa como su interfase de comunicación. Pero el Niño está envuelto en el Consciente, al cual le han Borrado la película para proteger su Libertad. El Ego está ahí solo para conectarnos con el Mundo Físico. Es la interfase que nos permite encontrar la información dentro del nivel del espacio-tiempo-movimiento para transformarlo y transformarnos, logrando así el éxito en nuestro ejercicio de Transmutación y Transmigración de nuestra Alma. Es por eso que se debe cuidar y apoyar al Ego para que pueda mantener su Fidelidad al Propósito Primario de nuestro Ser Integral. Como último eslabón que conecta con nuestro cuerpo, al verse y sentirse falto de información y motivación, lo busca en los argumentos del mundo físico y se desvía asumiendo tareas que no corresponden y siguiendo a Líderes Falsos que le prometen ilusiones, perdiendo por completo el Deseo y desconectándose de la Voluntad.
Y mueve la Energía hacia Arriba.
Aguas Inferiores.
Cuando en tu mundo y en tu cotidianeidad, el Ego descubre que algo falta, envía hacia los mundos superiores una Onda llamada Deseo, que golpea la base del mundo superior siguiente (Yetzirá) y activa el proceso de transformación que inicia en la Emoción y debe subir hasta el Intelecto. Ese proceso se conoce en Kabbalah como las Aguas Inferiores que se elevan buscando las inteligencias transformadoras en el Nefesh, el Rúaj y la Neshamá. Esas Inteligencias vienen desde el nivel de Biná, que son llamadas Aguas Superiores y son derramadas en abundancia para lograr empapar toda la estructura del nivel de Yetzirá. Esto se traduce como una interpretación más clara de la Voluntad del Ser, que es Traducida al Nefesh, para que pueda ser transmitida al Ego, quien debe manifestar en los niveles inferiores, esa transformación obtenida en los niveles superiores. Una vez que la Emoción logra activar la Energía Ascendente, llega hasta la base del siguiente mundo (Beriá) y activa el verdadero proceso de transformación que se genera en la Conciencia Primaria, a partir de la información obtenida por el Ego y transmitida por el Nefesh al Rúaj, quien alcanza la Neshamá para hacer el proceso. De esta manera, llega a esos niveles superiores con una Consciencia distinta a la que bajó inicialmente, pues está cargada con información renovada que le permite transformar su Deseo en Voluntad. Esto porque la voluntad pertenece a los niveles superiores, hasta donde no alcanza a llegar el Deseo del Ego.